ESCUELA SECUNDARIA TÉCNICA No 77
“RICARDO FLORES MAGÓN”
CICLO ESCOLAR 201 – 2016
ESPAÑOL 2
CUESTIONARIO DE
DESARROLLO DE PROYECTO 1
Nombre del Alumno:
____________________________________ Grupo:___________
Calificación:
______________
Instrucciones: copia en un archivo nuevo y desarrolla las
siguientes preguntas, puedes consultar tu libro de texto o realizar una
investigación en internet para dar respuesta a las siguientes preguntas, te
sugiero ser breve y recuperar solo los elementos indispensables que den
respuesta a las preguntas.
1.
¿qué es una revista?
2.
¿qué es un artículo de revista?
3.
¿cuáles son las características de un artículo
expositivo?
4.
¿cuáles son las características de un artículo
argumentativo
5.
¿cuál es la estructura de un artículo de
revista?
6.
¿qué es un argumento?
7.
¿qué es una opinión?
8.
¿qué es un propósito comunicativo?
9.
¿qué es una referencia bibliográfica?
10. ¿cómo
se organizan las referencias bibliográficas en un texto?
11. Coloca
el ejemplo de cómo se elabora una referencia bibliográfica de libro
12. Coloca
el ejemplo de cómo se elabora una referencia bibliográfica de revista
13. Coloca
el ejemplo de cómo se elabora una referencia bibliográfica de internet
14. ¿qué
es una voz enunciativa?
15. Copia
el ejemplo breve algún artículo de revista escrito en 1ra. Persona del singular
16. Copia
el ejemplo breve algún artículo de revista escrito en 3ra. Persona del singular
17. Del
siguiente artículo argumentativo, identifica con diferentes colores:
a)
Estructura
(título, inicio, desarrollo, cierre)
b)
Voz enunciativa en la que está escrito
c)
Argumento
d)
Propósito comunicativo
Orgullo de ser
sevillano
Fuente: ABC de Sevilla
Artículo de Francisco Robles
A veces uno se cansa de haber
nacido en una ciudad con tanta fuerza en su interior
Ya lo escribiste una vez, cuando
sentiste el cansancio de ser sevillano que tanto se parece al verso de Neruda.
A veces uno se cansa de haber nacido en una ciudad con tanta fuerza en su
interior, con tanta historia en las huellas que deja el tiempo en su piel
esmaltada, en la cerámica que brilla en las alturas de su torre mayor o en la
profundidad insondable de sus patios. A veces uno se cansa de ser sevillano, de
llevar el pesado fardo del pasado sobre los hombros como una responsabilidad
que lastra el presente y que le impide al futuro desplegar sus alas.
A veces uno se cansa de decir en
voz alta lo que otros piensan en el silencio cómplice que cambian en el banco
de los favores como una moneda desgastada por la cobardía. Y a veces, sólo a
veces, nos gustaría vivir en una ciudad donde todo fuera reciente, donde el paisaje
urbano cumpliera con el verso que Juan Ramón entrevió en una noche estrellada:
todo verdad presente, sin historia. Sevilla como Brasilia. Una ciudad recién
creada donde los debates se limitaran a cuestiones prácticas, una ciudad
planificada para las necesidades de nuestra época, sin el laberinto musulmán de
un urbanismo que con el tiempo iría enredándose aún más en el marasmo del
Barroco, sin la señas de identidad que nos retrotraen a épocas cuya cosmovisión
no tiene nada que ver con la mentalidad líquida de esta sociedad inconsistente.
A pesar de eso, el cansancio se
difumina en cuanto vemos un destello de la eternidad en un rincón dormido,
cuando se nos aparece esa belleza que la ciudad lleva dentro como el blanco
luminoso que empleó Velázquez en el fondo de su Cristo crucificado para que la
luz saliera desde sus mismas entrañas. Esa visión suspendida en el instante nos
basta y nos sobra para reconciliarnos con esta ciudad de espléndido pasado, con
esta Sevilla que sirve para que puedan medrar los unos y los otros, los que
derrotan por el pitón izquierdo y por el derecho.
Una música rescatada de un
amanecer de terciopelo y lana de merino, el olor de ese incienso que nos lleva
de la mano a la infancia de una tarde santificada por la nostalgia, el sol
descompuesto en su propio arco iris que besa una columna de piedra donde se
asienta el silencio del Salvador, la sombra de un naranjo como la metáfora
perfecta de la palabra ausencia, la emoción que traspasa la mirada para llegar
a la almendra amarga del corazón… Son detalles que nos devuelven el orgullo
íntimo de ser sevillanos, un orgullo que nada tiene que ver con el carrusel de
vanidades que se lleva por delante la finura y la frialdad del sevillano según
Unamuno. No hace falta pintarlo en una camiseta ni proclamarlo a gritos. Es
mejor llevarlo en los hombros de la responsabilidad y en la firmeza del
compromiso. Haber nacido en esta ciudad es algo más que un motivo de orgullo:
es una forma como otra cualquiera de encontrarle un sentido a la vida.
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